Espacio abierto para compartir inquietudes, conocimientos, actividades culturales
y lúdicas, hacer nuevas amistades y crecer interiormente.

martes, 12 de octubre de 2010

QUIEREME, POR FAVOR

   Esta es la demanda que solemos hacer continuamente tanto a alguna persona concreta como al mundo en general. Y creemos que de ello depende nuestra supervivencia. En efecto, nuestra supervivencia depende del amor, pero sería bueno preguntarse ¿por qué pido a otro o a la vida que me dé lo que yo no me doy?
  El examen honesto de nuestra actitud hacia nosotros mismos arroja con demasiada frecuencia un saldo muy negativo lleno de juicios, autocondenas, autoexigencias, castración de nuestros verdaderos impulsos y un egoísmo muy cutre que busca sucedáneos del amor en forma de adquisiciones o logros superficiales.
  Esto es lo que proyectamos hacia fuera y, por tanto, lo que vemos allí y por eso creemos que el entorno es hostil. Pese a ello, si observamos con atención, siempre recibimos muestras de amor de los demás y esto es así porque toda esa maraña negativa interna no logra ocultar totalmente nuestra luz interior, que ellos captan y aprecian aunque no con la nitidez con que lo harían si nos liberásemos de nuestras telarañas y nos amásemos un poco más a nosotros mismos.
   Todos estamos en el mismo barco y, en mayor o menor grado, somos víctimas del mismo espejismo. Creemos que tiene que venir de fuera lo que está dentro, lo que equivale a decir que hemos alterado el orden natural de causa-efecto en este mundo relativo. Y el hecho de que a todos nos ocurra, en lugar del famoso consuelo de tontos debería ser un estímulo para cambiar las cosas empezando por nosotros mismos. 
  ¿Como hacerlo? Mirando dentro. Y esto no es tan difícil como podría parecer. Sin obviar la necesidad en muchos casos de recurrir a alguna ayuda externa para iluminar ese saco de creencias erróneas y emociones reprimidas que cada quien alberga en su interior, lo más importante es estar dispuesto a aceptar que es posible disolver cualquier error que nos hace creer que nos falta amor. No puede faltarnos porque SOMOS AMOR, aunque es posible creer lo contrario. Es posible creer en la pobreza si no nos atrevemos a bajar al sótano, donde bajo algunas capas de polvo y telarañas, hay un tesoro que una vez escondimos y no lo recordamos, pero que sigue emitiendo luz y nos anima a buscarlo. 
   Y como resulta que todos tenemos ese tesoro, cada vez que alguien saca a la luz el suyo está aumentando el brillo del mundo e, inevitablemente, percibiendo más luz y amor fuera y, de paso, alentando a otros a hacer lo mismo.

Carmen

2 comentarios:

Anónimo dijo...

palabras sabias. Realmente un comentario inspirado.
¡muchas gracias!

Amigos de El Escorial dijo...

desde luego, estoy totalmente de acuerdo contigo.
Yo trabajo cara al publico y he aprendido algunas cosas.
que solo puedo darles mi colaboracion y cariño y que si estas personas no me importaran nada yo misma me encontraria vacia y sin amor,cuando das se te da.
mamen.